lunes, 5 de noviembre de 2007

¿Eres feliz?

Me recosté en el sillón verde de la cafetería. No sabía por qué me había puesto un poco nerviosa. No suelo ser una persona de esas que siempre están pensando lo que tienen que decir a continuación sin dejar volar la improvisación. Pero esta vez debía sumergirme un poco en mi mente y averiguar la respuesta.

- ¿Eres feliz? – me volvió a preguntar María con cara de angustia.

¿Feliz? La verdad es que llevaba unos días en que no sabía qué me estaba pasando. No me gustan los cambios, y todo el mundo que me conozca sabe perfectamente que soy muy susceptible a todo lo que se salga de la rutina. Siempre quiero tener todo bajo control y esta vez la situación se me había escapado de las manos. ¿Y qué si me ha dejado mi novio? ¿Y que si me ha dejado por mi mejor amiga? Si mi destino ha dicho que lo mejor es que me alejara de los dos y emprendiese un rumbo individual será por algo ¿no? Me gusta saber que me espera un nuevo camino. Quizá no es de baldosas amarillas pero seguramente del color de la esperanza sí son. También es normal que en determinados momentos de tu vida te sientas un poco perdida. Sin saber qué hacer. Sin saber qué es lo que va a venir a continuación. Sólo debes esperar y esperar.
¿Soy feliz? Sinceramente no lo sé. O bueno sí lo sé. Es que es difícil basar tu felicidad en instantes concretos. Realmente no tengo verdaderos motivos por los que ser infeliz, e incluso me atrevería a decir que todo lo que ha pasado con Rubén ha sido lo mejor. Si él no me amaba, ¿por qué debía estar conmigo? Y si yo verdaderamente le quiero, debo pensar en su bienestar. Pero por otro lado, también debo pensar un poco en mí. Casi nunca pienso en mí. Siempre estoy anteponiendo las cosas de los demás. Siempre estoy al servicio de los que me rodean. Bueno, pues creo que es hora de pensar un poco en mí misma. Debo ser clara conmigo y decidir qué es lo que mejor me conviene. Ahora que lo pienso. Lo que mejor me conviene es estar sola. Vivir nuevas experiencias con gente nueva, hacer todo lo que quiero sin dar explicaciones a nadie. Tan sólo ser yo. Preocuparme de mis cosas, de mi universidad, de mis amigos, de mi familia. Creo que tengo un gran futuro por delante. Sí. Creo que hoy es el día. Ese día que toda persona espera en su vida. Es como el capítulo de una nueva temporada, como el tercer libro de una saga. Sé que esta vez se van a cumplir todos mis sueños. Eso sí, no debo olvidar de donde vengo ni todo lo que he aprendido porque eso me va a enseñar a enfrentarme a nuevos imprevistos que me surjan en mi nuevo sendero.

- ¿Qué si eres feliz?- repitió María mirándome a los ojos.

- ¿Feliz?- respondí levantándome del sillón – Voy a llamar a Rubén y a darle las gracias.

No hay comentarios: